Las señales de la recuperación del país y el diseño de una prospectiva para la acción política

En la percepción de la economía del país domina la idea de que existe una asociación causal entre el éxito económico y el modo de gobernanza democrático, en nuestra historia esa presunción se sostiene con una coherencia tal, que ante cualquier pregunta siempre se tiene un cuerpo de respuestas adecuadas, lógicas y con una orientación finalista. De esta manera se ha negado, hasta donde sea posible, que haya habido una recuperación económica y un alivio de los problemas sociales en las propias comunidades de vecinos. Estos eventos han ocurrido en una condición de precariedad de los servicios públicos, de asfixia regulatoria, de fallos de suministro eléctrico y de escasez de combustibles.

Estamos de acuerdo, es necesario y esperamos que los «órdenes construidos» de la democracia se logren de manera plena y lo más pronto posible. Pero, en la esfera de la cotidianidad económica y social, debemos reconocer y aupar que florezca el orden espontáneo del mercado y de la acción política en libertad. Porque es la fuerza impersonal y anónima inmanente al propio sobrevivir de la gente, de manera digna como lo supone la condición humana. A pesar de estar frente a un Estado ausente y sin recursos para sostener su proyecto original, aún posee la fuerza de la carencia de un relato alternativo como contrapeso para alcanzar una gobernabilidad diferente y mejor.

Son tantas las regulaciones confusas y ambiguas, diseñadas para el control social y la extracción de rentas, desde la sociedad productiva hacia el gobierno y sus aliados de ocasión, que tanta complejidad  ha creado espacios para que la gente logre avances como los que estamos presenciando. Hay un contexto que sirve de marco para la acción de las personas desde sus proyectos particulares, en su trabajo, en sus emprendimientos, imponiéndose ante el desorden de los factores democráticos y al autoritarismo.

Actualmente, en la solución de los problemas locales y  en medio de una precariedad extrema de recursos, hemos observado en comunidades urbanas, a los vecinos conformando verdaderas redes sociales con participación de casi todos, sin distingos ideológicos, sumando esfuerzos y aportando soluciones, con los propios trabajadores de mantenimiento de los servicios públicos. Es la acción política que se abre camino por sí misma e incentiva en el futuro próximo el necesario consenso entre los factores democráticos.

Según los datos el sector agrícola (https://bit.ly/3G1m1HI), desde el año 2017 la producción agrícola ha venido creciendo a un ritmo promedio de 3,48% por año, este logro se ha alcanzado en medio de limitaciones de financiamiento, escasez de energía eléctrica y combustibles, fallos en aprovisionamiento de partes, insuficiente disponibilidad de semillas y de piezas para mantenimiento y de muchas otras contingencias. Igualmente acontece en muchas pequeñas y medianas empresas  en las cuales la percepción de cambio favorable del último trimestre y para el futuro próximo también lo es (https://bit.ly/3JGpHRf).

Hay un camino largo que pasa por la reinstitucionalización del país. Mientras se logra, es necesario apelar a la inclusión del saber económico sobre el comportamiento humano, en cada lugar, para que los esfuerzos de supervivencia se acumulen con suficiente fuerza moral y forzar ese relato compartido de democracia deliberativa que tanto deseamos. Por lo pronto, lo inevitable de un ajuste macroeconómico para el restablecimiento del equilibrio fiscal, para el control de la oferta monetaria y la formulación de un esquema de ajuste cambiario, son ajustes ineludibles, pero incompletos.

En Venezuela después de mucho tiempo, se está movilizado la vida social en comunidad y en los emprendimientos con un claro sentido objetivo de superación de la crisis. Aun cuando, los actores económicos y políticos mantienen la misma posición, considerando a la debacle económica cada vez más profunda, pensando que es responsabilidad de otros y producto de una supuesta conspiración, muy a pesar de todo, las señales de la esperanza objetiva de una transición están mostrando signos evidentes. Hay una racionalidad diferente fundada en “déjame emprender para resolver mi existencia por mis propios medios”.

Un testimonio en las redes:

He leído con atención este escrito y coincide con lo que he observado y consultado de viva voz con algunos  productores agrícolas específicamente de la Colonia Tovar hace unos días. El Municipio Tovar -Colonia Tovar- es de vocación agrícola y turística. El 80% vive de la agricultura y el otro 20% del turismo. Hace 25 años era uno de los municipios de mayor ingreso per cápita del país.

Con los años de la revolución chavista, la expropiación de Agroisleña, la falta de insumos agrícolas hizo que muchos agricultores fuesen abandonando gran parte de los terrenos productivos, pues no era rentable importar insecticidas, fertilizantes … Muchos jóvenes  “Colonieros” del campo tuvieron que emigrar, están sembrando papas en Panamá, Chile  y otros países.

En este último año, y allí mi coincidencia con este escrito, he observado un recomenzar, vi qué hay terrenos con cultivos produciendo, que estaban abandonados. Me atreví a preguntar a los agricultores si sentían que había un mejor tiempo, la respuesta es que con la “dolarización” de hecho hay más confianza para invertir en lar parcelas, comprar insumos y vender los productos, pues compran en dólares y venden en dólares.

Les pregunté qué hacía falta para mejorar y seguir invirtiendo, ellos dicen que una política de créditos pequeños, una estación de gasolina en dólares, porque la que hay es la subsidiada y las colas para llenar los tanques hace perder tiempo mucho. Varios jóvenes han regresado con un capital pequeño y lo han invertido en sus tierras.

Se siente una leve mejoría en épocas de vacaciones en el turismo y eso también ayuda a la economía del municipio. Con los que conversé, mis vecinos desde hace 34 años, agricultores, ninguno enchufado ni con ganas de enchufarse, solo quieren hacer lo que saben hacer. Entre ellos son solidarios, se ponen de acuerdo para protegerse cuando viajan a vender las hortalizas, acompañados en sus camiones en las madrugadas para que no los roben. Solos, sin el auxilio del Estado ni de las instituciones gubernamentales, la gente se reinventa, crea y sueña con avanzar. No les  interesa por ahora, nada que les distraiga, y menos la diatriba política entre dos gobiernos y dos presidentes que en nada les benefician, ni inciden en su bienestar. Sol Santaniello.

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