La decadencia del modo de vida del venezolano.

colasLa crisis en Venezuela además del rostro de la debilidad institucional, el quiebre de la democracia y el caos económico, tiene unos rasgos que se han arraigado en el modo de vida del venezolano como lo son:


  • La polarización
  • La condición de precariedad jurídica
  • La banalización del delito

La polarización se ha transformado para el venezolano en una suerte de viacrusis  a la hora de debatir y opinar sobre cualquier tema existencial desde los más familiares hasta los que se relacionan con su vida social entre amistades y en el trabajo, no hay espacio para refutar o validar una hipótesis, pues prevalece como criterio previo de juicio si se está de acuerdo o no con el Socialismo del Siglo XXI, es decir no es la búsqueda de la verdad, ni del consenso, es la descalificación del otro mediante cualquier falacia, entre ella la más usual la “Ad-hominem” fundada en el ataque, la ofensa y la agresión hacia la persona. Va a ser muy difícil alcanzar la paz y tener éxito en la reconstrucción del país sino se tolera e incluye a todos en una Venezuela deseada y exitosa.

Por razones ideológicas de imposición de un modelo político el llamado Socialismo del Siglo XXI, el actual régimen aprovechando el control de los poderes públicos se dio a la tarea de formular un fardo de innumerables decretos, providencias, reglamentos y leyes, de difícil y ambigua interpretación, donde el ciudadano común está de manera técnicamente inevitable en una condición de precariedad jurídica, es bien difícil encontrar una actividad en la cual pueda tener seguridad absoluta  de que está permitida. Todo ello da lugar a una pesadez burocrática desde abrir una simple cuenta bancaria hasta renovar algún documento personal, todo se ha transformado para el venezolano en una dura penitencia, sin indulgencia alguna, donde tiene que recurrir a gestores de dudosa legalidad. Es más remunerador pertenecer a esa categoría social de gestores de legalidad que pasar el tiempo educándose para un mundo mejor, así  se recrea una inercia social que es bien difícil de abandonar cuando se necesita rescatar los valores cívicos y el progreso de una nación.

No hay manera de escapar a lo contrahecho, a la banalización de lo ilegítimo, como lo son los mercados negros que proliferan para cualquier tipo de bienes o servicios. Esta aceptación social de lo ilegal, pues los mercados se llaman negros por esa razón, se ha tolerado en virtud de que no se tiene alternativa cuando se requiere al instante y no en cualquier momento un alimento, medicina o repuesto. Este modo cotidiano de vida hace que las personas sientan deseos de  ver, oír, sentir o hacer las cosas que están catalogadas como incorrectas o  malas. Esta tendencia a buscar lo prohibido, lo sucio  y lo truculento, es un morbo social de difícil de superación cuando se entroniza en un país.

La Resistencia Pacífica Activa necesita una modelización de comportamiento espejo de una moral, una ética diferente y mejor, de tolerancia, respeto hacia el otro y de responsabilidad social de los actos individuales. No se debe continuar aceptando como normal ni siquiera el uso soez y la perversión del idioma.





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