La fábrica de trastos viejos nuevos en Venezuela

El modelo anacrónico.

El gobierno de Venezuela hasta el 2008, dispuso de los suficientes recursos para comprar estabilidad política mediante el disfrute de la renta petrolera, derivada de los altos precios que prevalecieron hasta el año 2014. Pudo pudo financiar su éxito en los procesos electorales, sin una exacción directa sobre las personas naturales y las jurídicas, le bastó con echar mano de esos enormes recursos sin aparente costo político de oportunidad. El socialismo como experimento ideológico se fundó en una agresiva estrategia de redistribución de renta hacia los pobres, por la vía de importaciones y en la configuración de un poderoso lobby empresarial privilegiado asociado con los servicios de apoyo logístico a la actividad importadora. Ese modelo se agotó, se acabó la fuente de la renta perpetua y del clientelismo que tanto confort ofreció a este país desde comienzos de los ochenta.

La escasa industrialización del país para los ochenta con del arribo del socialismo del siglo XXI se perdió. El experimento socialista comenzó una etapa de desmantelamiento, no solo por la falta de confianza en los negocios, es que desde el propio gobierno se dispuso de toda una estrategia anti empresarial, de asfixia regulatoria voluntaria, de fomento de la hostilidad laboral en contra del sector privado, hasta llegar al extremo de las confiscaciones arbitrarias. Las empresas en el país fueron vistas como adversarios, ideológicamente se promovió alianzas con países por afinidad política, de manera que se hicieron experimentos para la instalación de plantas de manufactura tecnológicamente menos avanzadas desde esos países. Si existió para los ochenta una incipiente industrialización y una manufactura metalmecánica con ventaja competitiva y capacidad exportadora, todo eso se destruyó en menos de tres lustros.

Hoy en día, el país se encuentra frente a una crisis con tres factores claves:


  • La justicia;
  • La política;
  • La economía.

Primero, la justicia en caso de reconstrucción institucional hay que preguntarse cómo gestionar los procesos jurídicos necesarios en relación con la corrupción, desde la interesada, porque hubo un interés de aprovecharse de las ventajas de la debilidad regulatoria, hasta la comedida por obligación, porque ha sido la única vía para sobrevivir.

Segundo, la política, cómo garantizar la gobernanza en ausencia de instituciones que requieren reconstrucción, cómo pueden los beneficiarios desprenderse de sus prebendas a las cuales se han habituado, así sean repulsivas y conscientemente reconocidas como indebidas. Cómo hacer cuando un sólo poder tiene legitimidad y sus esfuerzos son bloqueados por la falta de autonomía e independencia de los otros poderes.

Tercero, la economía, el modelo rentista no solo abarca estos 17 años de socialismo del siglo XXI, está en el ADN de la actividad empresarial. Hace falta una verdadera revolución cultural que privilegie la innovación frugal, la antifragilidad, la eficiencia, de manera que pueda desarrollarse una actividad productiva no consumidora de renta sino generadora de valor económico y social.

Trastos

La fábrica de trastos viejos nuevos.

En todos estos insólitos acontecimientos está uno que llama la atención: Irán encuentra un reservorio, en países menos desarrollados, para deshacerse de sus plantas automotrices obsoletas convirtiéndolas en un próspero negocio de fabricación de vehículos viejos nuevos. Mientras Irán como China y otros países suscriben acuerdos con las grandes empresas líderes de la industria automotriz mundial, Venezuela en consistencia ideológica con sus argumentos sobre el imperialismo y las transnacionales busca acuerdos con otros países con los cuales tiene afinidades ideológicas para hacer transferencia de tecnología, siempre hay anuncios de una fábrica de tractores iranios o de vehículos chinos. El caso es que mientras esos países si hacen transferencia de tecnología, el nuestro ayuda esos países en el proceso, en tanto que se queda con unas plantas obsoletas, con vehículos contaminantes, derrochadores de energía y menos seguros para el conductor.

El fin del embargo económico que pesaba sobre Irán ha generado enormes expectativas en las empresas automotrices más importantes del mundo [1]. Todas las marcas tienen en sus planes iniciar o incrementar sus operaciones comerciales con ese país. Ya hay acuerdos preliminares con PSA Peugeot Citroën, además de Mercedes Industriales. Por su parte Fiat, Renault y el grupo Volkswagen, además de Iveco y Scania, también se preparan para iniciar negociaciones.

Un vehículo nuevo fabricado con la tecnología de hoy en día posee ventajas reales en comparación de un vehículo nuevo fabricado con tecnología correspondiente al decenio de los ochenta, como son:


  • Motores más eficientes.
  • Accesorios y características de mayor seguridad.
  • Motores más pequeños.
  • Motores que trabajan inteligentemente.
  • Motores híbridos.

Por el lugar donde uno se meta, en este país de paradojas, encuentra fuentes de despilfarro cargadas de todo tipo imaginable de irracionales económicas, no nos imaginamos como sostenerlas en un futuro cuando la renta petrolera aun aumentando requiere de sumas cada vez más inmensas para sostener esa insólita máquina devoradora de recursos económicos y capital social.

Los males públicos no pueden ser endosados a cataclismos naturales, ni al descenso del precio del petróleo, menos a una supuesta guerra económica cuando hemos visto que el desmantelamiento industrial del país tiene otros orígenes.


Enlaces para descarga:



[1] Enlaces con información sobre los acuerdos avanzados en Irán para la renovación y actualización tecnológica de su industria automotriz:


Rouhani sees ‘important’ deals in France

Los fabricantes de coches 'aceleran' para posicionarse en el mercado iraní

Iran: PSA Peugeot Citroën met Téhéran au pied du mur, Renault fonce

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