A mayor gravedad y complejidad de la crisis, mayor necesidad de negociación que, concluya en un acuerdo

2016-09-01 11.38.13Entre los acuerdos y la involución.

En Venezuela, prevalece en las redes y en los medios, una especie de rechazo a las negociaciones para encontrar una salida a la grave y compleja crisis económica, institucional y política que asola al país. La necesidad de encuentro entre las partes es imperiosa, la destrucción material de la base productiva del país, la demolición institucional de la cultura cívica y moral de la gente, se encuentran en el límite, y si no, en un punto de difícil y costosa reconstrucción del país.

Dos eventos pueden precipitar en favor de un acuerdo entre el Gobierno y las fuerzas democráticas:

  • Primero: El debilitamiento electoral del gobierno que le somete, a la contingencia de ser desaparecidos, de manera definitiva, como fuerza política ideológica, en cualquier proceso electoral, aun cuando acumulen una base electoral mayor que la que reflejan los procesos electorales. El chavismo, mientras disfrutó de suficiente fuerza institucional, creó reglas de participación electoral de manera que, con poca ventaja de votos gozarán de un poder casi absoluto en los poderes públicos, nunca se imaginaron como perdedores, es la dura realidad impuesta por la debacle electoral del PSUV en las pasadas elecciones legislativas, de diciembre del 2015.
  • accidentalSegundo: El mismo debilitamiento electoral hace que el Gobierno recurra a todos los ardides posibles, a través del control de todos los demás poderes públicos, para bloquear cualquier salida electoral, es lo que se ha observado desde enero del 2016 hasta septiembre del 2016, y es probable, que esa situación se mantenga. Es la debilidad de las fuerzas democráticas para el logro del éxito, en asegurar una propuesta diferente de país, pues el paso del tiempo juega en su contra. Peor que cualquier otro riesgo es, el tiempo que modera la aspiración de la gente a un mundo mejor, y le habitúa como condición normal, a vivir en un estado de precariedad extrema en materia de alimentación, salud y seguridad, por nada más citar tres de las mayores consecuencias del quiebre institucional del país.

Sólo falta que estos bloques de poder enfrentados entre sí, tomen conciencia de que es imposible, el aniquilamiento total del adversario. Que no hay manera de asegurar una adecuada gobernanza, sin el encuentro con un acuerdo. Entre la laxitud de la gente y de su posible escape vital en forma de violencia criminal común y organizada, no hay opción, cualquier modelo ideológico populista y autoritario no tiene la viabilidad segura, hay que negociar. Es necesaria la reinstitucionalización del país, con poderes legítimos, independientes y autónomos que permitan eliminar los males del populismo, es decir la apropiación de rentas de la nación por grupos de interés (políticos y económicos).

Hace falta que enfrentemos el dilema entre la justicia y la paz, por una parte, la justicia para reparar al país por los actos de la brutal destrucción del patrimonio nacional en forma de corrupción y de la violación de los derechos humanos, por otra parte, la paz para reconciliar por la vía del reconocimiento de la historia de esas tropelías por parte de los responsables, y de la justicia en aquellos casos donde el reconocimiento no sea posible. Es el tema de la justicia y la paz transicional.


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