La defensa de los valores democráticos frente a la manipulación en las redes sociales (tercera parte)

La certeza de la democracia

El buen funcionamiento de la democracia se cimienta en la confianza, la cual necesita de la indagación cierta, fiable y transparente. El ejercicio de la democracia debe estar libre de la contaminación de las creencias erróneas y de la insuficiencia de información pertinente. Bajo la cultura populista-iliberal, el ejercicio de gobierno o de oposición tiene como mecanismo anti frágil la manipulación mediática y el éxito se alcanza cuando las masas asumen que la verdad puede ser creada a imagen y semejanza de lo que le venga en gana al autoritario o al embaucador. Todo autoritario o aspirante a serlo, para la quiebra emocional de la gente, aplica la estrategia de la banalización de los límites entre la verdad y la farsa, de este modo hace frente al resguardo superior de un demócrata: la razón y la virtud fundadas en la palabra, la sensatez, la consistencia y la evidencia.

¿Cómo trabaja el manipulador las emociones del incauto?

Primer paso: ofrece “la verdad” que se adecúe a los intereses del manipulador, a partir de las creencias de la gente. Ejemplos: “eres pobre porque hay ricos, nosotros los socialistas te damos todo, todo aquel que esté mejor que tu es el enemigo”. Una doble manipulación: Telesur: “Nicolás Maduro, aplaudió la decisión de algunos dirigentes de la oposición de tomar nuevamente la vía democrática” [1] . La Iguana Tv: “Con razón eras uno de los enviados al famoso diálogo!!! ¡Si eres uno más de ellos!!! La historia y el pueblo se encargará de cobrarte”[2] .

Segundo paso: toda vez que el ingenuo asume como suya “la verdad” del demagogo, el populista-iliberal podrá obtener algo fuera del consentimiento racional de la persona.

¿Con cuáles recursos cuenta?

Cuando se es gobierno, los recursos mediáticos del estado le permiten ejecutar una estrategia propagandística a partir de la limitación severa de información y de la libertad de expresión. La asfixia regulatoria admite declarar fuera de ley cualquier actividad por inofensiva que sea con lo cual se atemoriza, postra y desesperanza a la gente. Cuando no se es gobierno, el manipulador disfruta de la facilidad de difusión de mensajes atractivos “mediáticamente” cargados de afirmaciones provocadoras, de gran impacto emocional cuya desarticulación es imposible pues se requiere tiempo y profundidad de pensamiento para revelar su engañosa naturaleza.

Es fácil multiplicar infundios uno tras otro, es difícil enfrentarlos en ese mismo escenario. De allí que los factores democráticos deben enfocarse en su propuesta, sin desviaciones de sus principios estratégicos fundamentales. Tiene que existir un imagen alterna y compartida de país para evitar la definición a partir del adversario y su propuesta.

¿Qué persigue el manipulador de las emociones?

Primero, tergiversar de modo intencionado la realidad, relativizar la verdad (cualquier cosa puede serlo) y privilegiar la inverosimilitud (discurso sin consistencia, ni evidencia).

Segundo, desplazar el discurso hacia lo personal donde se pierde la sensatez. Recurrir al lenguaje soez, a la burla y la ofensa como medio de descalificar a un oponente que posee argumentos y evidencia de lo que afirma. Darle primacía de la emoción sobre la razón, a partir de los impulsos y creencias de la gente y asumir el control de la vida del ingenuo.

falacias


[1] https://www.telesurtv.net/news/Maduro-saluda-participacion-de-oposicion-en-comicios-regionales-20170803-0077.html

[2] https://www.laiguana.tv/articulos/66918-las-criticas-a-ocariz

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