El populismo y la insuficiencia estructural inducida de reservas internacionales netas en Venezuela

Una oportunidad que se malgasta y una amenaza que no se administra, se transforman posteriormente en debilidades estructurales. Se tuvo la gran oportunidad con los altos precios del petróleo durante quince años con una renta petrolera que se despilfarró. Entre 1999 y 2010, esa cuantiosa riqueza superó en acumulación al nivel óptimo de reservas internacionales. Luego ante el gran sesgo importador del país, ni siquiera la deuda externa, pudo sostener esa malversación. Ese modelo de gastar, no acumular capital y de destrucción de la base productiva del país, se encuentra frente a un momento crítico. No se trata de una coyuntura con efectos pasajeros, pues ha sido la voluntad histórica de la cultura de gobernanza populista del país ese estilo de gobernar.
Hay que tener en consideración que, desde el punto de vista cualitativo, es imposible producir un bien exento de componente importado. Nuestro país sufre el denominado “Mal Holandés ”, existe un sesgo importador, salvo el petróleo, es bien difícil que Venezuela produzca algo competitivo para el exterior. Hemos sostenido que la sobrevaluación del tipo de cambio es una fuente perturbadora de la capacidad de exportación del país, pero más que ella, el sesgo importador debe su existencia a la asfixia regulatoria, a la destrucción y a la obsolescencia de la base productiva del país. En tanto se siga argumentando que si se sembró el petróleo porque la instrucción educativa fue gratuita, se crearon industrias básicas e infraestructura física, se seguirá cometiendo un error pues esas inversiones estuvieron por debajo de la magnitud de recursos que se dispusieron, pero algo es algo, peor ha sido la ruina material en la cual nos han dejado estos últimos 19 años del populismo (socialismo) del siglo XXI, todo lo que administran está en ruina, sin mantenimiento y en obsolescencia. El desenfreno del asistencialismo fácil de saldar un deuda social con dádivas y compra de conciencias ha sido la ruta de destrucción del país.

Venezuela históricamente sufre de una insuficiencia de ahorro interno, necesaria para asegurar la acumulación de capital, casi todo deriva hacia el gasto y no hacia la inversión, la utilización de deuda externa es inevitable. Debemos señalar y lo estudiaremos en el futuro que es probable que tampoco la deuda externa se haya orientado hacia la acumulación de capital. En cualquier disyuntiva, una regla económica es que deuda externa que no asegure la reproducción del capital con efecto productivo se transforma en una mayor presión tributaria futura.
Cuando las cifras de las importaciones se expresan en valores constantes (ajustados por inflación, con año base 1997) desde el año 2007 se estancan las importaciones. Esto expresa un desajuste que ya ha sido comentado en nuestros artículos pasados, existe un desbalance de la demanda causado por la emisión irresponsable de dinero, hay más bolívares pero no tantos dólares en reservas para sostener esa liquidez monetaria.
Venezuela con una extrema vulnerabilidad alimentaria y manufacturera, debería tener en caja unos cinco meses de reservas y suficientes recursos para cumplir con las obligaciones financieras del servicio de deuda. Si hoy fijamos al año 2012 como meta, cuando las importaciones alcanzaron 65.360 millones de $USD, con un nivel de escasez del 14%, dadas las condiciones de vulnerabilidad de Venezuela un nivel mínimo de caja de 5 meses que serían equivalentes a 27.233 millones de $USD (solo poseemos unos 3.000 millones de USD$ realmente líquidos).
La única opción que nos queda es recurrir al mundo occidental con un buen plan de reformas económicas e institucionales de permita una ayuda equivalente a ese monto en los próximos 6 meses.

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