La movilización desde el lugar donde se presentan los problemas

Mientras el destino nos alcanza

Un factor clave de éxito frente a la adversidad lo constituye la confianza, en un medio de penurias, escasez e incertidumbre la esperanza de poder delegar, de creer en el otro, con una actitud prospectiva, es la forma de alcanzar la notoriedad de la condición humana del ser. En la medida el futuro depende de la acción de otro habrá que dejar de preocuparse por el control de los demás y del tiempo. No existe opción, hay que creer que los otros serán capaces de actuar de manera consensual deliberativa frente a las contingencias.

La confianza y la verdad son las primeras bajas de una cultura sujeta a impulsos que confunde la certeza de una noticia en los medios con la deliberada tergiversación de la realidad, una opinión mediática es tan solo opinión y el intento de tomarla como prueba de validación o refutación una manipulación tendenciosa.

No se puede esperar, en caso de restablecimiento de la democracia y del estado de derecho, que todo estará resuelto, existen unas condiciones materiales que solo permiten logros bajo la liberación del mercado de los incentivos perversos que promueven en las acciones individuales, intereses contrarios al interés general, es un asunto de estado, pero es también un asunto de cultura cívica en el propio lugar de los acontecimientos. Esa cultura de confianza es lo que hemos llamado el “poder de la asociatividad”, nada es más propicio que copar los teatros de poder público para crear una unidad transdisciplinaria, con participación de la academia, los gremios profesionales, las cámaras empresariales, todos juntos para generar capital social, empoderamiento.

La tragedia del COVID-19 es la evidencia más clara de que su superación depende esencialmente de la alineación de intereses fundados en la “multilateridad” y en acciones desde lo local y desde la propia gente pues el sistema de salud pública en Venezuela hace tiempo dejó de ser el de aquella nación que emprendió desde la “Malariología”, en el año 1937, uno de los programas de sanidad más exitosos en el en el mundo bajo la dirección del Dr. Arnoldo Gabaldón y del químico Ettore Mazzarri.

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