La “dolarización perversa” y las posibilidades de superación de la debacle socioeconómica del país

En Venezuela, se nos ha hecho creer que hay que hay que someterse a la espera de que estén dadas todas las condiciones objetivas para elegir, que estén consolidadas las instituciones y que existan contrapesos de poder para poder hacer algo, es decir esperar una situación utópica que de existir estaríamos en un estado democrático y no bajo una gobernanza autoritaria. Como es propio de la cultura política dominante, en nuestro medio hay poco aliciente para atrevimiento de formular propuestas sino para la descalificación de la persona sin presentar evidencia o una solución de orden superior (https://wp.me/pulKM-4SL).

Igualmente ocurre con las posibilidades de mejorar el contexto monetario-cambiario de Venezuela, siempre está presente el argumento de que el costo político y social impide hacer algo mejor, por ejemplo, la tesis de que el estado venezolano  “tendría que recortar brutalmente su gasto, lo que representaría una verdadera debacle política y social”, y uno se pregunta: ¿Será posible sostener o aumentar el gasto público manteniendo el esquema actual de emisión inorgánica e irresponsable de dinero? Es posible hacerlo nominalmente, pero imposible en términos reales, en tanto no aumente la oferta de bienes y servicios (producción interna e importaciones) cualquier aumento del gasto público o su sostenimiento se diluye en inflación con efectos reales sobre la actividad económica del país.

Hemos calificado a la emisión de dinero en dos categorías según su naturaleza, decimos que la emisión es responsable cuando su correlación con la inflación es menor al 30%, parcialmente responsable hasta 70% sobre el 70 % será irresponsable. Afirmamos que es orgánica cuando está sujeta al respaldo en poder adquisitivo externo (divisas) e inorgánica cuando no posee respaldo alguno.

En el país la aparición de la inflación como problema comienza a partir de 1974, se hace endémica y galopante desde 1986 (más de dos dígitos por año) y llega a ser intermitentemente hiperinflacionaria desde el 2015. La data en Venezuela, desde 1941 hasta el momento valida con más de 99,5 % la relación entre la emisión irresponsable de dinero y la inflación. Solo la contención de creación de dinero puede servir de control a la inflación, contener la emisión de dinero o dolarizar tendrán el mismo efecto de recorte “brutal” del gasto público, la única diferencia es que una dolarización impide la tentación de emitir inorgánica e irresponsablemente dinero.

La creación irresponsable de dinero para el financiamiento del mal gasto público es la fuente de todos los males y la asfixia regulatoria el mecanismo de propagación y ampliación de la misma. La superación de la primera es condición necesaria y la segunda de suficiencia para resolver los problemas del país con dictadura o con democracia.

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