Sobre el declive de occidente y el ascenso de China: En América del Sur quizás lo mejor está por venir

América del Sur es una replica pasiva ante lo que ocurre en el mundo en las relaciones con China. El ascenso del China tiene freno porque solo una democracia permite la debida confianza que exige un medio de pago internacional acorde con su condición de potencia global, la reserva federal de EE. UU. es el mayor poder económico de occidente.

Ya es lejano el año 2000 cuando China apenas alcanzaba un valor de intercambio comercial con América Latina y del Caribe de 10 millardos de USD, para el 2019 llega a los 315 millardos, es un intercambio de materias primas y energía fósil por manufacturados, inversiones directas y convenios de ayuda financiera. Para América del Sur es desde el 2015 el principal socio comercial.

Hay oportunidades para América Latina, más para Argentina, Brasil, Chile y Perú que poseen una larga tradición de comercio con China con una diplomacia comercial abierta (Chile y Perú) o disimulada (Argentina y Brasil); a modo de ejemplo, el presidente Jair Bolsonaro ha tenido una retórica alineada con la administración del presidente Trump que de seguro se mantendrá con el presidente Biden, pero ha reforzado en la práctica su relación comercial con China.

El viejo dilema marxista del intercambio desigual entre productos con bajos precios de del sur que contribuyen con el elevado estándar medio de vida en los países desarrollados, regresa a la mesa en las relaciones entre EE. UU. y China por un lado y América Latina por el otro lado. Pensamos que más responsabilidad hay en los países exportadores de bienes por los bajos precios que en los que venden productos de alto valor agregado. Ha sido diferente y más equilibrada la relación entre Perú y China que entre Venezuela y China, en el primer caso, Perú lo ha entendido como una relación fundada en lo económico en tanto que en Venezuela (como ha sido su práctica desde siempre) ha privilegiado lo político. Lo de Venezuela no lo hace ni siquiera Israel que recién cedió a China la reconstrucción del puerto de Haifa donde hacen prácticas militares los buques de la VI flota de EE. UU.

Venezuela es un extraño país donde gobiernos (antes y ahora) y oposición dan mayor importancia a lo político que a lo económico, claro antes no hacia falta ser cuidadosos pues había renta petrolera en exceso para cometer esos desafueros. Lo grave en este momento es que se siga planteando un discurso tan pobre y decadente como el de una supuesta amenaza comunista o socialista marxista como fuente de todos los males cuando ha sido la incapacidad para tener un relato de país como el que alguna vez se tuvo entre 1936 y 1945.

Lo mejor está por venir, la confrontación entre China y EE. UU. ha renovado en interés en la región lo cual supone un valor de intercambio de más de 1.000 millardos de $USD por año, imposible que alguna sombra nos llegue. Todo depende del Sur y la voluntad de recrear una gobernanza inmune al populismo-iliberal.

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