Momento estanflacionario depresivo en Venezuela

Desde enero de 2019 las variaciones mensuales de la inflación, de la creación de dinero y la tasa de cambio oficial, más la alineación entre la tasa oficial y el promedio de las tasas de canje en el mercado de divisas, validan con hechos el cambio de política económica por parte del gobierno. Estos sucesos moderan la coyuntura inflacionaria pasando de un estado latente de hiperinflación (tres meses consecutivos con más de 50% mensual) a uno entre alta inflación (5-10 % mensual) e inflación galopante (11-49 % mensual).

En una coyuntura (lapso de 12 meses) con reducción de la actividad económica por la estrategia pública frente al COVID-19, más la asfixia regulatoria (intervencionismo sin evaluación de impacto) y por las dificultades de aprovisionamiento de energía (combustible y electricidad), el ambiente inducido es el de aguda contracción económica característica de estados de depresión (caída continua y prolongada de la actividad económica de manera consecutiva mayor a tres trimestres).

El mundo de manera inevitable está en una fase de relanzamiento por la alineación de las políticas de expansión económica y por las mismas fuerzas del mercado en las cuales siempre habrá espacios de oportunidades desde la adversidad (en la peor de las miserias mientras haya intercambio, habrá cosas a transar y creación de valor económico).

Las posibilidades de Venezuela son muchas, si no se materializan es incuestionablemente por incapacidad de quienes hacen política económica y de quienes tienen la obligación de ofrecer certeza y confianza en una propuesta con sentido de propósito.

Si el encuentro con un país diferente y mejor no acontece es porque se ha impuesto un “mainstream”, en todos los ámbitos, de un conformismo extendido y de la extracción de rentas desde el lado oscuro de las coincidencias entre quienes gobiernan, sus aliados de ocasión y, en diferentes escalas de degradación social, de las multitudes, en los mercados negros de la displicencia social. El futuro está ahí, la puerta de salida está abierta al avenir y lo tenemos en nuestras manos si logramos vivir en paz reconociendo la existencia de otro, trabajando juntos con nuestras diferencias.

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