Las Universidades son templos del saber y jamás serán partidos al servicio de ideologías

En Venezuela las Universidades son, con toda seguridad, los últimos sitios donde la gente, sin importar ideologías, credos, razas, edad, pueden dirimir y superar sus diferencias en la más absoluta paz, tolerancia y libertad, sin tener que recurrir a otra arma que la de la argumentación. Una Universidad no puede pervertirse para transformarse en medio ejecutor de reformas y revoluciones, puesto que la amplitud de espíritu es la esencia de sus fines. No puede ser la Alma Mater Studiorum el instrumento de la represión social e ideológica, para la promoción del socialismo, del capitalismo, de sectas o religiones. Entiendan los políticos la Universidad es un Foro para el advenimiento de la duda no para el refrendar ninguna verdad última.

No puede convertirse a las Universidades en herramienta propagandística de la idealización de un hombre nuevo, es una falacia pensar que con tan sólo el poder gubernamental se superan los males sociales, es un error que conduce a males mayores. Es así que se explica toda la corrupción que embarga a la sociedad, porque no solo la economía de mercado conduce a desigualdades también el poder político lo hace, a los males del mercado hemos añadido los males del Estado.

Ciertamente, a pesar de que en el capitalismo avanzado ricos y pobres mejoran su bienestar, la brecha entre los más ricos y los menos ricos y pobres no cesa de aumentar, sin embargo existe la esperanza de que las instituciones y los constructos producto de la democracia compensen los males derivados de esas brechas, los hechos de reducción de jornada laboral, de prohibición del trabajo infantil, de protección social dan fe de ello. Bajo el socialismo la realidad ha sido otra, esas desigualdades entre las más altas esferas de la burocracia gubernamental y el resto de la sociedad son más intensas y abrumadoras, el éxito mayor de los fundamentalismos y del pensamiento único es el logro de la igualdad en la pobreza o en la miseria, con un precio mayor por la pérdida o sacrificio de las libertades individuales.

Ocurrió una vez:

"Universidad de Salamanca, 12 de Octubre de 1936

Miguel de Unamuno: "Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo, dice Unamuno señalando al arzobispo de Salamanca-, lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona. Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!" y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor."

Millán-Astray: "Muera la intelectualidad traidora" "Viva la muerte"

Miguel de Unamuno: "Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho."


Comentarios

Entradas populares