El Petróleo y sus falacias: ¿Venezuela qué haremos? (Francisco J Contreras M)

Extracto.

Venezuela es un país de mucha retórica mediática y poca rigurosidad en el análisis de sus problemas, en el caso de la caída de los precios del petróleo, son comunes las falacias sobre el tema, la lista que vamos a referir está compuesta por:
Primera falacia: Los intereses de Arabia Saudita y EEUU son divergentes
Segunda falacia: La caída es transitoria y es consecuencia de intereses geopolíticos promovidos por EEUU
Tercera falacia: Todos los productores de petróleo son perdedores
Cuarta falacia: Existe reciprocidad política e ideológica del ALBA y otros socios del Gobierno Venezolano hacia el país
La economía de la energía en el mundo depende de variables económicas de mercado, no significa que la situación no sea una oportunidad geopolítica para los ganadores con la crisis. Los factores críticos con impacto futuro sobre la demanda y la oferta energética son: el cambio climático (promoviendo el uso limpio de la energía) y el progreso técnico (provocando eficiencias de uso y de producción).
La verdad es que el gran ganador histórico es China y los grandes y únicos perdedores son Rusia, Irán, Nigeria, Argelia y el mayor de todos: Venezuela. En nuestro país nunca hubo interés por el uso de la riqueza petrolera como palanca del desarrollo, siempre prevaleció su uso para la recreación del populismo.

Primera falacia: los intereses de Arabia Saudita y de EEUU son divergentes[1].

Existe una historia con las características de un matrimonio por conveniencia, entre EEUU y Arabia Saudita: el “Acuerdo de Quincy”, llevado a cabo el 14 de febrero de 1945, a bordo del crucero Quincy donde se reunieron Franklin Delano Roosevelt y el Rey Abd Al Aziz, en líneas generales el arreglo consideró:


  • La no cesión de cualquier parte del territorio de Arabia Saudita a potencia, ni empresa extranjera, las empresas petroleras solo serían arrendatarios.
  • El período de concesión está previsto para 60 años. A la expiración del contrato (en 2005) pozos, instalaciones y equipo serían propiedad, en su totalidad, de la monarquía.
  • La estabilidad de la Península Arábiga forma parte de los intereses vitales de EE.UU.
  • El acuerdo no solo se refiere a la condición de proveedor de petróleo a precios moderados para EEUU y países occidentales, sino también al reconocimiento de EEUU como potencia hegemónica en la Península Arábiga.
  • Los EE.UU. garantizan a Arabia Saudita la estabilidad de la península y el más amplio apoyo en toda región del Golfo, sea legal, militar, en litigios, ofreciéndole apoyo incondicional a los Saud (por extensión a toda familia real) y a los otros emiratos de la Península, contra cualquier amenaza exterior eventual.
Este acuerdo se mantiene vigente en lo esencial, como toda relación tiene altos y bajos. El acuerdo es mas fuerte que cualquier tratado firmado entre naciones, pues ambos actores están condenados por los hechos a su acatamiento.
El entorno de desenvolvimiento de EEUU y de Arabia Saudita tiene como amenaza a los mismos actores: Rusia e Irán. Por supuesto a Arabia Saudita no le agrada mucho el acercamiento de EEUU e Irán, como en EEUU no le agrada mucho la relación con de Arabia Saudita y con los suníes radicales. Pero son mas fuertes los lazos que les unen.
En términos de racionalidad de negocios EEUU seguirá ampliando la capacidad de producción mientras sea rentable, y el límite de retiro actual está probablemente a nivel de 40 dólares por barril. Para Arabia Saudita, el interés es el de mantener su posicionamiento en el mercado, por lo tanto no reducirá su producción, además posee reservas soberanas que le permiten hasta 15 años de financiamiento del presupuesto fiscal a los precios actuales.


Segunda falacia: La caída es transitoria y es consecuencia de intereses geopolíticos promovidos por EEUU.

La caida del precio del petróleo no es transitoria y obedece a las condiciones de demanda y oferta del mercado, no es resultado de una conspiración de naturaleza geopolítica de alguna nación en el mundo, ni siquiera de EEUU o de Arabia Saudita. Evidentemente, el comportamiento de los precios en el mercado constituye una oportunidad o una amenaza que dependiendo de la condición productora o demandante de los productos derivados del petróleo, evento que si es susceptible de ser aprovechado geopolíticamente.
Los acontecimientos actuales tienen su origen en factores relacionados con las condiciones del mercado, que en el pasado (altos precios y beneficios extraordinarios), hicieron posible la investigación y desarrollo en el sector energético. Los impactos sobre la demanda se derivan del mejor aprovechamiento de la energía fósil en todas las actividades económicas y los impactos sobre la oferta se relacionan con el abaratamiento de la exploración, la extracción y el procesamiento de las fuentes de energía fósil, que tienen como resultado la sobreoferta y la consecuente caída del precio del petróleo. Todo este contexto se refuerza por las decisiones de las grandes potencias incluida China, de mejorar la eficiencia energética y las condiciones climáticas.
Ha finalizado un ciclo de altos precios y comienza otro que tendrá una mayor duración, donde el mercado es quien marca la pauta de los precios y la geopolítica pasa a tener un papel reactivo o acomodaticio frente al mercado, es decir, se han invertido los roles.


Tercera falacia: Todos los productores de petróleo son perdedores.

Según la generalidad de los expertos en economía de la energía, los países realmente perdedores con la caída del precio del petróleo son: Rusia, Argelia, Nigeria, Irán y Venezuela, la mayoría de los países petroleros poseen suficientes reservas internacionales netas para afrontar la crisis sin comprometer sustancialmente su gasto fiscal. La fortaleza a nivel de reservas internacionales, de Arabia Saudita es tan grande, que puede soportar durante quince años, el nivel de gasto presupuestario a los precios actuales del petróleo.
Un país es sensible a la caída de precios del petróleo cuando posee un bajo nivel de reservas internacionales netas, está en déficit fiscal y depende a nivel de su balanza comercial de las exportaciones de petróleo.
Venezuela en el conjunto de los países perdedores es el que se encuentra en la peor situación: primero, tiene un bajo nivel de reservas internacionales, depende de manera absoluta del petróleo y se encuentra en situación de déficit fiscal, segundo, es un país con una gran debilidad institucional, no existe autonomía, ni independencia entre sus poderes públicos, y tercero, no posee capacidad para aumentar ni la producción de petróleo, ni para asegurar un adecuado nivel de mantenimiento, necesarios para mejorar la participación en el mercado petrolero.


País Reservas internacionales Millones USD $ Situación fiscal Dependencia petrolera Institucionalidad democrática
Canada 71.937 Superávit Baja Democrático
Algeria 201.437 Déficit Alta Democracia débil
Iraq 77.747 Déficit Alta Democracia débil
Kuwait 32.410 Superávit Alta Autocracia
Norway 58.283 Superávit Baja Democracia
Russian Federation 509.692 Déficit Media Democracia débil
Saudi Arabia 737.797 Superavit Alta Autocracia
United States 448.509 Defícit Baja Democracia
Venezuela, RB 20.275 Defícit Alta Democracia débil

Cuarta falacia: Existe reciprocidad política e ideológica del ALBA y otros socios del Gobierno Venezolano hacia el país.

En este trabajo asumimos como premisa que el negocio petrolero genera una renta, ya que su precio mantiene un enorme diferencial en relación con los costos, como resultado de una localización desigual de yacimientos en el mundo, y no, porque haya sido producto de un esfuerzo creador en el sitio de localización. Esa diferencia inmensa entre los costos y el valor transado se distribuye entre los países productores y los países consumidores, dependiendo de las condiciones del mercado.
Cuando el precio es alto la distribución de esa renta favorece a los productores, cuando el precio es bajo favorece a los consumidores. En esta perspectiva, el socialismo del siglo XXI en Venezuela, se inclinó por tomar esa considerable riqueza y repartirla en asistencialismo social y en ayuda a países del ALBA. Eso le permitió dividendos políticos al gobierno venezolano ya que lograba el apoyo de esos países en los diferentes foros económicos, ideológicos y políticos.
Uno esperaría que ahora que los precios del petróleo caen, esa renta que Venezuela cedió a esos países de alguna forma se revirtiera, en solidaridad, hacia el país, la realidad es otra ya en el Caribe, y mas concretamente en Cuba, se están avizorando cambios donde ahora la extracción de renta no está en Venezuela (anteriormente estuvo en URSS), sino en EEUU. Definitivamente de la misma manera que el capital no tiene patria, la solidaridad socialista no conoce otra cosa que el aprovechamiento, como buscadores de rentas de las oportunidades que ofrezcan ideologías anacrónicas como el socialismo.
La otra sorpresa que el destino le deparará a Venezuela será el cumplimiento de los acuerdos alegres que firmó con China y que han comprometido el futuro del país, veremos hasta donde llega la solidaridad esperada del socialismo.


¿Qué hacer?

Cuatro cosas deben hacer nuestros gobernantes:
Primero: Todo aquello que genera renta es porque comprende un acervo o acumulación de capital, cuya formación requiere un ciclo de reproducción superior al tiempo que transcurre entre una jornada y un mes. Los proventos derivados del negocio petrolero en Venezuela no resultan de un esfuerzo local creador del mismo, proceden del hecho fortuito de yacimientos localizados en nuestro país, yacimientos cuya formación geológica supera ampliamente el horizonte temporal de la vida humana. Cada vez que extrae un barril de petróleo, el valor de reponerlo es indeterminado. Esta consideración económica significa que no se debería repartir, ni distribuir la renta petrolera como si se tratase de un bien de consumo final.
Segundo: Si el petróleo no es un bien de consumo final en todo rigor, una parte del excedente debe servir para sostener y aumentar la capacidad de una industria petrolera eficiente y multiplicadora de riqueza para el país. De esta forma se dispone de la flexibilidad para sostener la producción y la participación en el mercado cuando los precios son bajos, asi lo que se deja de ganar por un margen menor por barril de petroleo, se compensa con un mayor volumen de ventas. Y simplemente ajustar el volumen de producción, según las circunstancias, cuando se hace escasa la oferta de petróleo y los precios son altos.
Tercero: El excedente restante debe utilizarse como aval para emprender en el país opciones para el desarrollo de ventajas competitivas que reduzcan la vulnerabilidad creada por el negocio petrolero. Es crucial evitar que el excedente económico se traduzca en gasto de consumo final, cuando esto ocurre, el flujo de divisas es tan grande que al aumentar la oferta de divisas, el tipo de cambio se abarata de tal manera, que cualquier producto, que no sea petroleo, se hace menos costoso importarlo que producirlo. De este modo evitamos la “enfermedad holandesa”[2] y protegemos el patrimonio petrolero en forma de acervo de capital y no en consumo de bienes finales. Con esta estrategia aumentamos la acumulación de capital, el empleo y la capacidad de producción nacional de bienes y servicios.
Cuarto: Se debe conservar en forma de medios líquidos de pago una proporción que sirva para estabilizar la economía en función de la volatilidad del precio del petroleo.


[1] http://www.lesclesdumoyenorient.com/Etats-Unis-et-Arabie-saoudite-les.html
[2] En estos tres trabajos que he publicado con anterioridad trato con amplitud el tema de la “Enfermedad Holandesa”
http://prosprev.com/2014/06/26/petroleo-venezolano-una-renta-que-jamas-se-sembro/

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