Confianza para emprender en Venezuela (María Consuelo Díaz Martínez)

fotooptimusExtracto:

Desde hace algún tiempo se viene hablando en el ámbito financiero y social del término emprendimiento o como también se le conoce en algunos países: “starup”. Este modelo de negocios ha permitido en muchos casos, impulsar actividades y oficios, brindando oportunidades interesantes para invertir recursos y generar opciones en el mercado, y en la economía de un país.

En Venezuela, el emprendimiento, además de ser una opción para brindar oportunidades en diversos contextos, se ha convertido en un proceso inspirado a través del valor de la confianza.

 

La confianza, un ingrediente para el emprendimiento.

Desde hace algunos años el término emprendimiento o también conocido en algunos países  como “starup”, nos evoca la adopción de un modelo de negocio innovador que apunta a la generación de mejores oportunidades a través de la inversión y administración de diferentes recursos.

Como bien lo menciona Bastidas (2015), la sinergia de los valores llevados a la práctica es la base del emprendimiento y de la ética empresarial, piedra angular para impulsar la Responsabilidad Social Organizacional (RSO).

Como parte de estos valores que impulsa iniciativas de emprendimiento, se encuentra la confianza. Confiar es creer, es tener certeza, es tener fé, es sentirse seguro de que lo que se hace o de lo que hace el otro, porque hay un capital ético, porque existen razones, argumentos, créditos que llevan a confiar, a sentirse tranquilo y al mismo tiempo avanzar en una dirección que lleva a un propósito.

Cuando confiamos, apostamos a un proceso, a ideas, a personas. Creemos en un valor que es capaz de inspirar y motivar en la toma de decisiones. Es así como la confianza se convierte en un ingrediente indispensable para el emprendimiento.

La confianza implica además, respetar y valorar las competencias de las personas que forman parte de un proceso y de un equipo de trabajo que hacen posible resultados efectivos y de impacto en lo económico, social, tecnológico, cultural, político, institucional y ético.

Ejemplo de esta iniciativa de emprendimiento, en la que la confianza y el reconocimiento del valor de las diferencias, son una plataforma de éxito, lo constituye el hotel  “Albergo Etico”. Se trata del primer hotel administrado por chicos con síndrome de Down, que se encuentra ubicado en Italia, en la provincia de Asti. Esta iniciativa de negocio, combina lo empresarial con lo social,  ya que  fomenta el autodesarrollo a través de la inserción laboral de personas con síndrome de Down y contribuye al desarrollo de competencias, como el trabajo en equipo y la independencia económica, porque estos jóvenes disfrutan de un espacio en el que aprenden a vivir solos y gestionar ellos mismos sus sueldos.

Podemos decir entonces, que la confianza, se convierte en una fuente de inspiración y esperanza, que conduce a acciones de valor en la sociedad.


Emprendimiento Venezolano.

Llevar el concepto de emprendimiento al ámbito de Venezuela, es pasearse por un mosaico de buenas ideas, que han surgido quizás en forma sencilla, artesanal y hasta familiar, para dar forma a lo que hoy en día pueden ser marcas de impacto en el mercado nacional y hasta internacional.

Si bien es cierto que una de las razones que lleva a emprender o impulsar un modelo de starup, es la identificación de necesidades, el país se ha convertido en los últimos años en un excelente laboratorio de “necesidades”, que se toman como una buena muestra para transformarlas en oportunidades.

Bien lo señala Contreras (2015), cuando nos comenta recientemente, que tener una Venezuela “no frágil” es decisivo, porque será un país centrado en un venezolano emprendedor, justo, innovador, quien hará más con menos, libre de toda servidumbre hacia otros.

Además, si contrastamos esta afirmación con el lema del último foro anual de emprendedores celebrado en el mes de noviembre, en la capital del país: “Emprender es sembrar país”, podemos decir que estamos frente a un reto importante, a través de la búsqueda de oportunidades que generen valor e impacto en el país. Estamos hablando de sembrar esperanza, con el valor de la confianza en la gente y en todos los recursos que forman parte del país.

El valor del trabajo venezolano a través de la creatividad, constancia y confianza, le imprimen al emprendimiento una nueva cara, mucho más accesible y posible. Desde pequeñas hasta medianas y grandes iniciativas, dan vida a nuevos nombres y marcas, que son el sello tangible de opciones y soluciones a un mercado, y que comienzan a posicionarse con resultados reales en materia de gastronomía, artesanía, innovación tecnológica, servicios, recreación, diseño, confección, construcción, decoración, entre otras áreas.

Quizás es frecuente encontrarnos con muchas experiencias de emprendedores, que son ya un referente, y que cuando miramos su origen ha estado centrado en el llevar a cabo un oficio, un hobbie, una tradición, una vocación, que con el tiempo fue tomando una matiz diferente, mucho más comercial y proyectándose a su vez a un grupo de beneficiarios y consumidores o usuarios de mayor alcance. Este proceso es posible con una dosis de confianza, acompañada de un gran paso que exige disciplina y dedicación.

Además es importante resaltar, que estas acciones son sostenibles, cuando se le suman tres competencias más, como lo son:


Diferenciación. Se trata de identificar y resaltar ese atractivo que va a destacar lo que haces, como lo haces y como lo ofreces a través de un producto o servicio de valor frente a la competencia.

Innovación. Es poder ofrecer no solo algo diferente a tu mercado, sino con un valor añadido que se presente como una opción con mayor evolución del que ya existe.

Compromiso. Es lo que hace posible que todos los actores involucrados se sientan satisfechos con la opción que han tomado, porque se hace desde la promesa y la entrega del valor al cliente.

Emprender con Optimus.

Son muchas las experiencias que en nuestro país, son dignas de presentar como referente de emprendimiento. Nada más el hecho de emprender en un escenario de incertidumbre, hace que la acción en sí, se convierta en una decisión de valor en la sociedad y en el escenario de los negocios.

Sin embargo en esta oportunidad, voy a referirme a un caso muy cercano de emprendimiento en el área de consultoría, les voy hablar de Optimus Consultores, S.C.

Optimus se creó en el año 2013, cuando tres amigas decidieron unir sus talentos y lo que hasta el momento había sido su trayectoria de trabajo, para sumarse a una posibilidad de generar un resultado diferente, ofreciendo respuestas a necesidades que en materia de organización, formación y desarrollo se podían presentar. Esta sociedad nace, en primer lugar por la confianza, no sólo entre quienes formamos parte de este equipo, sino en la gente que apostó y entregó un voto a favor de esta iniciativa.

Es propicio destacar, las competencias del gran equipo que acompaña a Optimus, en el proceso y desarrollo de su misión. Este equipo lo integran familiares, amigos que son como familia, compañeros de trabajo, aliados comerciales, profesionales con mística, instituciones, fundaciones, en fin, personas y actores de gran valor con quienes ha sido posible producir y brindar soluciones innovadoras que promuevan el crecimiento organizacional.

Emprender con Optimus, ha sido un proceso que ha llevado a definir los valores en los que se centra su filosofía de trabajo: Confianza, Responsabilidad, Integridad, Ingenio, Creatividad, Autodesarrollo y Solidaridad.

Desde estas líneas, Optimus quiere agradecer por la confianza que han puesto en ella, por las oportunidades, por este espacio en el que es posible llegar a muchos lectores; y sobre todo ratificar el compromiso con su visión: “Generar soluciones holísticas cuya propuesta se fundamente en la capacidad creadora de la gente y su realización, expandiendo el impacto en un mayor número de organizaciones”.

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