Extractores de renta de la pobreza espiritual (Contreras, López y Canonico)

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I La extracción de renta

Los valores, los modales, no son meros accidentes de la vida buena, cuando prevalecen como práctica del comportamiento humano, lo banal tiene poco lugar para la perversión de lo contrahecho. Es una falacia la creencia de que el lenguaje soez, la maledicencia, el insulto son símbolos de cercanía con la pobreza, de identidad con el oprimido, todo lo contrario refuerzan el morbo social.

El comportamiento espejo de constructos fundados en la vindicta, el resentimiento forma parte del arsenal totalitario para sacar provecho de la otra cara de la miseria: la pobreza del espíritu. No se es solidario e identificado con el pobre quien hace uso de esas prácticas, todo lo contrario es un extractor de renta política que disfruta con la profusión de la miseria.

Lo mejor está por venir si comprendemos que el origen del saber y la humanidad comenzó con un poema y una nota musical, antes de leer, el conocimiento fue posible gracias a rimas y compases. Cuánto tiempo se dilapida en las redes sociales, cuánta confusión entre la comicidad y el humor, entre lo erótico y la pornografía, entre la burla y la alegría, entre apego y sentimiento.

Comportarse como pobre, cultivar la pobreza del espíritu, en modo alguno es solidaridad con su condición, es lo contrario, se le revuelca en la miseria y se le humilla en su condición.

Francisco J Contreras M


II. Juegos lingüísticos

Efectivamente Francisco, Ludwig Wittgenstein, de cuyo aporte se nutrió tanto la pragmalingüistica, nos dejó como enseñanza que el lenguajes se compone de "juegos lingüísticos", y que esos juegos lingüísticos son "modos de vida". Por tanto, cada interacción social, cada encuentro nuestro con los demás, es un juego en el que el uso del lenguaje no solo nos define y define el momento, sino que define además la realidad social que se construye en el encuentro. De tal manera que la degradación del lenguaje es, inevitablemente, la degradación de la sociedad. Con lo cual se entiende que el punto de partida de la degradación de las reglas de conducta humana es la degradación del lenguaje. Por eso es que la desinstitucionalización comienza con la degradación del lenguaje. Y del mismo modo, el proceso de reinstitucionalización comienza por el rescate y preservación del lenguaje democrático.

 Se entiende así, que con el uso del lenguaje democrático no sólo construimos los momentos democráticos en la sociedad y nos construimos como demócratas a nosotros mismos, sino que activamos toda la praxiologia democrática que expresa las virtudes morales en las que se soporta la autonomía del espíritu : el bien común, la justicia, la valentía o templanza, etcétera.

De modo, amigo Francisco, que, cuando los demócratas fuimos permitiendo que el chavismo fuera haciendo oficial su lenguaje cuartelario, militar, estábamos permitiendo que nos cambiara la base lexical de nuestro lenguaje democrático, y con ello, que degradara la institucionalidad democrática y abriera causes al militarismo. Por eso es que suenan tan cándidos los que creen que todo se arregla con los equilibrios macroeconómicos.

Frank O López R


III. El derecho y el lenguaje

Es tan cierto el condicionante del uso del lenguaje en la sociedad, que en el espacio del Derecho Público existe una obra trascendente del catedrático español Eduardo García de Enterria (+) denominada La Lengua de los Derechos, con la que ingresó a la Academia de la Lengua Española, y en la cual se destaca cómo a partir de las revoluciones americana y francesa, se fue configurando una lengua de los derechos como lengua para la libertad, que permitió construir un nuevo derecho público para disciplinar las relaciones de los ciudadanos con el poder público

Alejandro Canonico S

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