La perpetuación del mesianismo en Venezuela como problema

En Venezuela una cultura que ha hecho daño a la civilidad es la manera particular de interpretar los momentos históricos de cambio con gestas heroicas cuyos elementos más destacados son la supremacía de las fuerzas sobre las ideas, la sobrenaturalidad del héroe sobre su condición humana. Es tal la pérdida de sentido, que comportamientos del héroe poco éticos, megalómanos, abusivos y hasta la misma traición se trastocan y maquillan, de manera que lejos de ser signos de perversidad, son cualidades y virtudes a enaltecer con argumentos más ideológicos que verdaderos.  Es un mal de la política en Venezuela con una interpretación particular de la historia donde el cambio de estado de una sociedad se debe a la llegada de un "mesías", cuya existencia es crucial para la creación de un nuevo orden.

DSCF2176_1024pix - copiaEn este país cuando la historia sea contada por ciudadanos se descubrirá que quizás Andrés Bello, José María Vargas, Alberto Adriani, Andrés Eloy Blanco, Armando Reverón, Arturo Michelena, Arnoldo Gabaldón, han dejado y dejarán más huella en el futuro de esta nación que mitos creados alrededor de héroes de mausoleos, que tienen sobre sus hombros más muertes que vidas salvadas.

En mis escritos no he querido referirme al ser humano por su nombre para evitar indicio de falacia ad-hóminem, pero evidentemente insistimos en ello al revés y al derecho, en la selección de nuestro presidente de la Asamblea Nacional, solo se habla de lo que nos separa, del mito del hombre "mira grita", "es arrecho como un chavista", "no tiene pelos en la lengua", "se hace respetar", "ha hecho de todo", pienso, pienso,..., es la falacia ad-hóminem, no para descalificar las ideas destruyendo al hombre, es construyendo un mito sobre las ideas. Necesitamos poder integrador, tender la mano, eso hicimos todos para alcanzar una victoria en esta larga marcha.

Quisiera antes de nombres pensar en nuestra campaña por la inclusión, la tolerancia, la libertad y ante todo la unión de los venezolanos bajo el poder integrador de las instituciones, de esta lucha de la "no violencia activa" para que más nunca nos coloquen a los unos contra los otros, en nombre de cualquier fraude ideológico.

Durante la IV República el tema siempre fue obviado en favor del "economicismo". En un inicio por el "desarrollismo populista", luego por "el capitalismo populista de estado", por último, con la estafa del “socialismo populista del siglo XXI”. En Venezuela, La fatal arrogancia que caracteriza el dominio de la economía, en la comunidad de los economistas, cuyo horizonte temporal no va más allá del corto plazo macroeconómico y sus equilibrios, hace olvidar que desde Schumpeter, los austríacos, neoclásicos, neomarxistas y los mismos keynesianos centran sus análisis en el mercado y la evaluación conjetural.

En fin, las reglas y las instituciones y el cómo hacer más eficiente los mercados son los verdaderos dominios de la economía y no la simpleza de los equilibrios macroeconómicos, o de cualquier ensayo para convertirnos en un experimento de ingeniería social de estafadores del pensamiento, promotores del socialismo populista.

Si no nos percatamos del asunto, el mayor peligro para el país, es pasar de la extracción de renta del petróleo a la extracción de renta del narcotráfico. Ya se siente la "pestilencia" de esa nueva colcha social venezolana cuyo propósito es adueñarse de todos los poderes para hacer su oficio sin límite alguno. Así lleve el nombre del anacrónico socialismo o de una caricatura de la economía de mercado y lo santifiquen con la falsa intención de que están con el pueblo.

Necesitamos ciudadanos, instituciones democráticas y libertad. Hay que pensar más en los criterios axiológicos necesarios para ejercer una investidura que un héroe mítico dotado de poderes sobrenaturales.

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