La resistencia pacífica activa

La resistencia  pacífica activa.

En nuestro país domina lo coyuntural emocional sobre el sentido estratégico del cómo abordar una una solución a la crisis que vive el país. Gran parte de los eventos que se relatan en las redes sociales lo constituyen reacciones cargadas de emociones, de catarsis, de todo tipo de rumores sin fundamento, ni validación y peor con una banalización de los hechos rodeada de falso humor centrado en la sátira burlesca y soez.MLK

No hace falta mucha reflexión para llegar a esa conclusión, uno de los artículos de ayer con más replicas fue un editorial donde las primeras líneas fueron: "¿Hasta cuándo la gente aguantará la crisis pasivamente? ¿Cuándo explotan?", por ninguna parte aparece el "cómo", tampoco un sentido de propósito. El riesgo de la ausencia de propósito puede verse en los resultados de la primavera árabe donde esa explosión sin sentido ha bañado de sangre a esos países y los tiene cerca de la barbarie.

El camino que ha conducido a la estabilización y superación de las grandes crisis ha sido el comportamiento cívico centrado en la "resistencia pacífica activa", Walesa, Gandhi, Mandela, Martin Luther King, son buenos ejemplos.


El principio clave: la objetividad.

El principio fundamental de la "resistencia pacífica activa" es la objetividad en relación con los hechos, no es necesario, ni conveniente la exageración de los hechos, ni su gravedad y mucho menos caricaturizar la posición de nuestros oponentes. Conocimiento riguroso de los hechos, su presentación más racional, es el valor más importante.


La acción: un objetivo en cada ocasión.

Hay que identificar cada objetivo de las acciones de resistencia pacífica de manera clara, precisa y lo más delimitada que sea posible. En la elección de un objetivo no se requiere una importancia desproporcionada en relación con las fuerzas que razonablemente pueden ser movilizadas para llevar a cabo una acción.
Es importante poseer en una perspectiva holística que abarque el sistema político como un todo, pero es decisivo elegir un punto específico del sistema para tener un control sobre él, para poder moverse y generar un efecto multiplicador del objetivo.


Una necesidad: La organización.

La acción pacífica se basa en la responsabilidad personal de cada quien. Sin embargo, para ser eficaz, debe ser colectiva y organizada. La organización en sí debe ser pacifista: que permita a todos participar responsablemente en las decisiones, la asignación de tareas y la coordinación actividades.

La organización debe contar con un órgano de toma de decisiones para reaccionar con rapidez si es necesario. En cualquier acción colectiva surgen liderazgos. Hay que evitar que los liderazgos naturales toman un lugar desproporcionado en la conducción organizacional. La fuerza y la cohesión del movimiento dependen de un liderazgo amplio y participativo, es prácticamente una obligación el concurso de todos. Conviene fortalecer la democracia dentro de la organización.

Las acciones son generalmente asumidas por una organización existente (partido, sindicato, movimiento, asociación) o por un grupo de organizaciones. A veces, se creará una organización específica, como el caso de la MUD. Una de las tareas que se debe apoyar es la formación teórica y práctica de la organización de los activistas pacíficos.

El movimiento será más fuerte si se consolidan relés locales repartidos por todo el (o los) país y a través del mundo, de manera que se pueda transmitir información sobre los sucesos, las acciones e instrucciones a la población.


Un fin: la negociación.

Es necesario introducir lo antes posible el contacto directo con el oponente, incluso antes de comenzar la disputa públicamente, con el fin de proponer una solución negociada del conflicto en lugar de la confrontación. Si él está de acuerdo para reunirse con los pacíficos, no hay que formarse muchas expectativas de solución inmediata, pues es raro que un acuerdo podría ser alcanzado de una sola vez, pero las primeras negociaciones pueden poner a prueba las verdaderas intenciones de nuestros interlocutores, a en función de ello efectuar los ajustes para forzar la credibilidad del proceso.
Evitar actitudes que endurezcan, bloqueen y recreen un conflicto innecesario, pero al mismo tiempo hay que tener firmeza y determinación.
Cuando están estancadas negociaciones, deben ser suspendidas y evitar que se rompan definitivamente, ya que el propósito de la acción directa es la reanudación de las negociaciones. Es útil mantener algún tipo de contacto con el adversario durante todo el conflicto, incluso a través de intermediarios. El tiempo de estas primeras negociaciones debe ser también el momento de la preparación, seguimiento, ajuste de la resistencia pacífica activa.





Nota bibliográfica.
Este escrito se elaboró prácticamente con arreglos de los contenidos de:

Les moyens et les étapes d’une campagne d’action non-violente

Comentarios

Entradas populares