Fragilidad deliberativa de los factores democráticos en Venezuela (II parte)

La política como emprendimiento iliberal

Bajo condiciones de descomposición extrema y en un hervidero de todo tipo de actuaciones, los intereses particulares ganan fuerza con la debilidad institucional. Esas anomalías están presentes en los conflictos más serios del mundo actual, con una agenda que cobra vida propia y no es impuesta desde los países centro sino desde los mismos estados débiles y fallidos. Urge una revisión de los contenidos que guardan relación con la conducta de la gente de manera que las creencias, la moral, las emociones, la religión, el estado y la economía no se desvíen de su esencia y pasen a servir de instrumento para la exclusión y el conflicto como prósperos negocios de la élite rentista del populismo ahora en tránsito “iliberal”. Es el fértil terreno de la manipulación para resquebrajar uno de los principios de la democracia: las reglas de la verdad deliberativa.

Los emprendedores de la democracia “iliberal”, pueden ser gobierno o no, coordinan sus actividades para sí, con autonomía y movilidad, sus acciones incluyen todo tipo de ilícitos, contagian empresas, políticos, medios y actores individuales que no poseen poder en el Estado. Aunque los humanos sean racionales, sus juicios pueden ser inexactos por falta de información o por manipulación. La asfixia regulatoria, la discrecionalidad del poder público y la debilidad institucional son el resguardo de todas esas actividades perjudiciales cuyo reflejo se manifiesta en mercados negros, escasez, inflación y propagación de la miseria. El rechazo a la evidencia -en el caso de las verdades experimentales- y de los criterios de demarcación en el discurso democrático -en el caso de las verdades deliberativas-, constituyen el origen para que cualquier cosa imaginaria sea real dependiendo del modo como se vea, es la condición pos factual en la cual se privilegia el desorden, el individualismo y la desconfianza hacia todo y entre todos, perdiéndose el factor crítico de éxito del sentido de propósito, es la fuente anti frágil de la perpetuación de la cultura “chavista” entre los venezolanos sin exclusión de los propios factores democráticos y más en sus variantes radicales.

El poder estratégico del gobierno, la subordinación mediática de la gente y la fragilidad deliberativa de los factores democráticos.

En nuestro país, los procesos políticos se desenvuelven de un modo intensamente mediático que coloca a la gente en una condición reactiva frente a un poder que posee un dispositivo estratégico orientado hacia su perpetuación como gobierno. La tentación mutua entre la gente y los medios, de escuchar, de ofrecer lo que se desea sentir y de negar la realidad cuando es desagradable e intrincada, hace difícil la deliberación reflexiva de cualquier propuesta. El descontento social hacia el gobierno da lugar a comportamientos interesados, ingenuamente optimistas, de una gobernanza democrática que se cree inminente, alentando la promoción reactiva de agendas particulares a pesar de que la superación de los males públicos que padecemos pasa por un acuerdo nacional en el cual se privilegie de manera transparente un proyecto de país.

Lidiar con la “iliberalidad” es difícil, en esta fase superior del populismo confluyen variados intereses sin posibilidades de aislar relaciones causales, cuando se identifica alguna secuencia, fácilmente se puede transformar en otra totalmente diferente. La única regularidad que se puede encontrar en ese contexto es la extracción de rentas de los demás a través de la demagogia. Dado que el razonamiento dominante excluye lo que se expresa de forma difusa y dado que la verdad se presenta de manera ambigua se hace difícil encontrar contenidos terminales en las ciencias morales y políticas. Se refuerza el simplismo lógico y se extravía la necesaria búsqueda de un relato de país. .

Es una gobernanza fundada en la asfixia regulatoria es contraria al buen desempeño de la economía: la gente y las empresas se debilitan pues la dependencia de prebendas y regulaciones las hacen ineficientes. Bajo el autoritarismo desaparecen los alicientes propios de la cultura innovadora que surgen de los contratiempos, errores y aciertos, bajo esta nueva modalidad populista se niega cualquier posibilidad de mejora y sobreviene la demolición social, es la explicación del cómo toda organización nacionalizada al término del tiempo desaparece o se transforma en un crematorio de recursos productivos.

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